”Pero a cada uno de nosotros, fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.” (Efesios 4:7)
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Meditación
”Pero a cada uno de nosotros, fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.” (Efesios 4:7)
Debemos recordar siempre que cada vez que el Señor nos manda hacer algo, nos da el poder necesario para llevarlo a cabo. Todos Sus mandamientos incluyen la capacidad para hacerlos, aun cuando estén dentro de lo imposible.
Jetro dijo a Moisés: “Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte” (Ex. 18:23). J. O. Senders observó: “El principio es el siguiente: Dios asume toda la responsabilidad de capacitar a Su hombre para que cumpla con la tarea que le ha asignado”.
En los días de Su ministerio el Señor Jesús se encontró con dos hombres paralíticos (Mt. 9:6; Jn. 5:9). En ambas ocasiones les dijo que se levantaran y se llevaran su camilla. Cuando ejercitaron la voluntad para obedecer, el poder fluyó en sus miembros inútiles.
Pedro comprendió que si el Señor lo llamaba sobre las aguas, sin duda podría caminar sobre ellas. Tan pronto como Jesús le dijo: “Ven”, Pedro bajó de la barca, caminó sobre el agua y fue hacia Él.
Es dudoso que el hombre con la mano seca pudiera extenderla; sin embargo, cuando nuestro Señor le dijo que lo hiciera, lo hizo y la mano le fue restaurada.
La idea de alimentar cinco mil con unos cuantos panes y peces es una perfecta imposibilidad. Sin embargo, cuando Jesús dijo a los discípulos: “Dadles de comer”, la imposibilidad se desvaneció.
Lázaro había estado en la tumba ya cuatro días cuando Jesús le llamó diciendo: “Lázaro, ven fuera”. El mandamiento fue acompañado del poder necesario y Lázaro salió.
Debemos apropiarnos de esta verdad. Cuando Dios nos dirige, no debemos evadirnos con el pretexto de que no podemos hacerlo. Si el Señor nos ordena que hagamos algo, nos dará también el poder. Dios da lo que manda. Es una solemne verdad que: “La voluntad de Dios no te guiará adonde Su gracia no te sostenga”.
También es verdad que cuando Dios encarga algo, lo paga. Si estamos seguros de Su dirección, no debemos preocuparnos por las finanzas. Él proveerá sin que tengamos que pedir a los demás. Si estamos seguros de Su dirección, las finanzas nunca serán un obstáculo.
El Dios que abrió el Mar Rojo y el Jordán para que el pueblo pudiera pasar, es el mismo hoy en día. Cuando los Suyos le obedecen, Él quita toda imposibilidad. Él sigue quitando toda imposibilidad cuando los Suyos obedecen Su voluntad.
Él sigue supliendo la gracia necesaria para hacer todo lo que manda. Él sigue produciendo en nosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad.
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