Solemnidad de la Ascensión del Señor: Mayo 9 (P. Manuel Rodriguez, C.Ss.R.)

The Good Word

Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús,

Les doy la bienvenida a "LA BUENA PALABRA", nuestro podcast diario donde los Misioneros Redentoristas de la Provincia de Baltimore comparten la Buena Nueva de Jesús. Soy el Padre Manuel Rodríguez, redentorista, de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Brooklyn, Nueva York. Hoy es jueves, 9 de mayo de 2024, en la sexta semana de Pascua.

La lectura del evangelio de hoy es de Marcos capítulo 16: versos15-20. Estamos usando la lectura de la Ascensión de Jesús al cielo. En muchas diócesis de los Estados Unidos se celebra en este día, pero hay otras diócesis, como la diócesis de Brooklyn, que celebra este domingo, el 12 mayo. Utilizamos el Evangelio de Marcos que es el de la Ascensión de Jesús.

La misión que Jesús encarga a sus discípulos es una misión clara y poderosa: "Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15). Este mandato no solo fue para los discípulos en ese momento, sino que también se extiende a todos los que siguen a Jesús hoy, es decir, a nosotros.

La Gran Comisión, como se le llama, es un recordatorio de que el mensaje del Evangelio no es exclusivo para un grupo selecto de personas, sino que es para todos, en todas partes. No hay límites geográficos, culturales o sociales para la obra de Dios.

¿Qué significa realmente predicar el Evangelio? Va más allá de simplemente compartir palabras; implica vivir una vida que refleje el amor y la gracia de Cristo, siendo testigos vivos de su poder transformador. Ciertamente predicamos con nuestras acciones más efectivamente que con nuestras palabras.

El pasaje continúa describiendo los signos que acompañarán a los que creen: expulsarán demonios, hablarán en nuevas lenguas, tomarán serpientes y, si beben algo mortal, no les hará daño. Estos signos no son simplemente espectáculos para impresionar, sino manifestaciones del poder de Dios que respalda el testimonio de los creyentes.

Sin embargo, es importante no malinterpretar estos signos como un mandato para buscar activamente experiencias milagrosas. Más bien, son ejemplos de cómo Dios puede intervenir en nuestras vidas cuando nos rendimos a él y confiamos en su poder.

El versículo 20 concluye con la afirmación de que los discípulos "fueron por todas partes y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su palabra con las señales que los acompañaban". Esta es una promesa reconfortante: cuando obedecemos el llamado de Dios y proclamamos su Evangelio, no estamos solos. Él está con nosotros, obrando a través de nosotros para cumplir su propósito.

En resumen, somos llamados a ser portadores del Evangelio, llevando esperanza y vida a un mundo necesitado. Que nuestras vidas sean testigos vivos del amor y la gracia de Cristo, y que confiemos en que Dios está obrando en y a través de nosotros para su gloria.

Que el Señor les premie por ser discípulos misioneros de la Buena Nueva.